No tengas miedo de sentir hambre

El lunes terminó siendo definido como el día mundial de un nuevo comienzo, pero en realidad no funciona muy bien.

¿Ya te levantas por la mañana ansioso por lo que vas a comer? Muchas personas ya comienzan el día planeando que será un nuevo comienzo, y que será evitar el hambre y perder peso.

A menudo escuchamos estas quejas de personas con sobrepeso que nos muestran cuánta comida termina sirviendo a otro propósito que no es nutrir el cuerpo sino alimentar el alma, el corazón.


La comida también tiene la connotación de afecto: solo recuerda la comida de nuestra madre, el pastel de la abuela, el budín de tía, todo preparado con amor para hacer feliz a la familia. Hay muchas culturas que valoran la abundancia de alimentos, y la felicidad se estampa en las fiestas, todos ansiosos por disfrutar de los mejores manjares que han conocido desde la infancia.

El hambre se convierte en un gran villano, o incluso en su miedo. Lo que la gente no se da cuenta es que hay una gran diferencia entre hambre real y lo imaginario, es decir, lo deseo de comer.

¿Alguna vez te has detenido a evaluar este aspecto en tu vida? Ha llegado el momento y con un lápiz y un cuaderno, comencemos a entrenar la percepción sobre lo que realmente sientes.


El hambre es una molestia que sentimos, como si nuestra barriga tuviera un gran agujero que necesitamos llenar. Un deseo de comer termina estableciéndose debido a la ansiedad sobre situaciones en su vida, incluso situaciones que no puede predecir.

El hambre es una sensación fisiológica que nuestro cuerpo percibe cuando necesita alimentos para mantener las actividades inherentes a la vida. El apetito es el deseo de comer una comida. Es de fundamental importancia descifrar lo que realmente queremos. ¿Queremos comer por hambre o ganas de comer?

Parece fácil, pero para muchas personas estas situaciones se mezclan, y en esa situación terminan comiendo más y más alimentos incluso sin sentir hambre.


Entonces, comencemos una nueva etapa en este proceso de pérdida de peso, tomando notas sobre todo lo que come y relacionándonos con aspectos de su vida cada vez que abusa de su comida. Al usar su nota de ingesta de alimentos, puede identificar cuáles son los factores desencadenantes de su deseo de comer. Aprenderá a observarse a sí mismo y a desarrollar estrategias para que en esos momentos donde el hambre no esté presente, pueda usar otras opciones para resolver problemas personales e incluso ansiedad.

La ansiedad es uno de los grandes desencadenantes de la necesidad de comer, y en la rueda de la vida que es nuestra vida, eventualmente descontinuamos nuestro anhelo de comer. Al usar la nota, se dará cuenta de que terminó comiendo más en estos momentos, porque la tendencia es comer, comer y no poder sentir saciedad.

En el proceso terapéutico, el paciente tiene la oportunidad de identificar el significado del abuso de alimentos, pudiendo resolver algunas situaciones de manera más efectiva, colocando cada necesidad en el lugar correcto, y los alimentos pueden ocupar solo su papel nutricional.

Comer por sentimientos le impide alcanzar su objetivo de perder peso, porque no podemos mantenernos dentro de la prescripción nutricional, también saboteando la actividad física, porque aquí tenemos una cuenta de suma y resta, y usaremos la que tenemos en este momento.

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