Perdón: cómo pedirte y entregarte

?¿Equivocarse es humano?. ¿Quién nunca ha escuchado esta máxima de un amigo justo después de pisar la pelota? El error De hecho, es un defecto inherente a la naturaleza humana, prueba de ello es que a menudo cometemos errores sin darnos cuenta de lo que estamos haciendo o tratando de hacer lo correcto. Pecamos por exceso y falta.

Si es casi imposible tomar solo las actitudes correctas hacia otras personas, ¿cómo podemos deshacernos del sentimiento de inquietud y de la conciencia pesada que se produce cuando nos damos cuenta del error? ¿Disculparte con los que lastimamos? Es la respuesta natural.

El tiempo que tomamos para darse cuenta del error e intentar solucionarlo es lo que realmente cuenta. Saber reconocer nuestros defectos es una cuestión de desarrollo personal: a algunas personas les resulta fácil disculparsemientras que otros están más orgullosos y, en consecuencia, se sienten menos cómodos al hacerlo.


Esta actitud, aunque relativamente común, es perjudicial tanto para el malhechor como para el lesionado, ya que no permite a las partes discutir el problema y luego superarlo adecuadamente.

Muchas personas tienen dificultades para disculparse porque se sienten disminuidas por el acto. ¿Al disculparnos admitimos que no somos perfectos y eso hiere nuestro orgullo ?, explica la psicóloga Priscila Gaspar. Según ella, "nada mejor que un diálogo, quizás sellado con un abrazo y, por qué no, algunas lágrimas".

?Arreglar el error es fundamental. No tiene sentido disculparse y no hacer nada para arreglar o aliviar las consecuencias de la mala conducta.


Por otro lado, si una persona simplemente repara el error y no dice nada, ¿es porque el orgullo todavía está presente y no puede sentirse cómodo?

Aunque no hemos actuado con intenciones maliciosas, es ideal que debamos admitir el error y acercarnos a la otra persona con una sincera disculpa por lo sucedido. Este es el primer paso para hacer que la conciencia se sienta más aliviada. Entonces es importante aprende a perdonarte. Una conciencia pesada, incluso después de pedirle perdón a la persona lesionada, puede causar trastornos emocionales como ansiedad e incluso síntomas leves de depresión.

Aún según Priscila, es necesario entender que el fracaso es una característica del ser humano. De esa manera podemos llevarnos mejor con nuestros errores y no castigarnos tanto por ellos. Después de pedir perdón, uno tiene que superar el error para no perjudicar la calidad de vida. "Si aceptamos nuestras imperfecciones, sería más fácil vivir con nuestros defectos y limitaciones", concluye el psicólogo.

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