Estar psicológicamente preparado para la cirugía plástica es fundamental.

La cirugía plástica siempre se ha asociado con la psicología. Comenzó como una cirugía reparadora, con informes de casos de reconstrucción nasal que datan de la edad media. Fue introducido en Brasil por el Dr. Antonio Prudente a fines de la década de 1930.

La búsqueda de reparación de deformidades congénitas o adquiridas con el objetivo de restaurar la función afectada, así como minimizar las importantes consecuencias psicológicas en el campo personal, afectivo y profesional.

Con la mejora de las técnicas quirúrgicas y anestésicas, la cirugía plástica también comenzó a apuntar a la mejora estética, justificada por la creciente búsqueda de autoestima.


Hoy, debido a la gran seguridad y estandarización de tales técnicas, la cirugía plástica se ha vuelto popular, pasando de ser un tabú a convertirse en otro elemento en el arsenal estético.

Sin embargo, la masificación de los medios y la imposición del estándar de belleza prevaleciente también han traído distorsiones psicológicas.

Hay pacientes que están eternamente insatisfechos consigo mismos y que proyectan cirugía plástica para resolver sus problemas. Por supuesto, siempre estarán insatisfechos con los resultados, no importa cuán buenos sean, porque la cirugía no resolverá problemas personales, familiares y profesionales.


Hay otros que cuentan distorsiones de autoimagen, siempre buscando la corrección de defectos inexistentes. Por supuesto, tampoco estarán satisfechos con la cirugía, ya que el enfoque cambiará tan pronto como finalice y encontrarán un nuevo defecto.

Otro tipo de distorsión psicológica que se encuentra en las clínicas es el ejemplo de pacientes que desean cambiar sus rostros para parecerse a las celebridades. Si se intentan tales cambios, habrá frustración por no ser igual a su ídolo y puede tener problemas con el no reconocimiento de la autoimagen.

Una característica importante de la cirugía plástica estéticalo que, en mi opinión, es una gran ventaja sobre otros campos de la medicina, es que no hay necesidad ni urgencia de hacerlo. Esto permite que se realice solo en el momento óptimo cuando el paciente está listo en los niveles físico y psicológico.


El papel del cirujano es buscar en el arsenal técnico formas de lograr mejoras destinadas a rejuvenecer y corregir distorsiones estéticas, pero sin cambiar las características étnicas y fisionómicas, siempre apuntando a la naturalidad de los resultados.

La conversación con el paciente debe ser clara, directa y franca, sin dejar dudas sobre los posibles resultados y las limitaciones técnicas. En el caso de encontrarse con pacientes emocionalmente inestables, deben remitirse para seguimiento psicológico y posponer la cirugía.

Por lo tanto, la cirugía plástica es un procedimiento seguro y de alta satisfacción entre pacientes y médicos. Sin embargo, el experto sabe que tan importante como saber quién, cómo y cuándo operar es saber quién NO, de lo contrario, ambos estarán insatisfechos.

NO ESTUDIES MEDICINA SI ERES ASÍ... (Mayo 2024)


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